11/05/2017

¡POBRE CIERVO!


EL CIERVO PLATEADO

Mi ciervo plateado ha caído. En la hierba

bajo los abedules yace, mi rey de los bosques,

aquel al que seguí por el monte, allende los arroyos presurosos,

se ha ido bajo las hojas, sepultado en el pasado.


En el horizonte de la aurora se detuvo,

blanco de mis ojos ávidos; fulgor

ay, del sol, o de mi corazón encendido:

perfilado en el cielo, en el infinito encarnado.


¿Cuál, tan anhelante, era mi querencia hacia él,

qué deseada unión de sangre o conciencia

nos sostenía en pasión unísona, cazador y presa?

Desapareció, y yo por los frondosos bosques persiguiéndolo.


Mío es ahora, mi deseo, mi acecho, mi amado,

en calma yace, mientras toco el contorno de su testa imponente,

mío este horror, esta carroña del bosque

que ya se desvanece bajo tierra, hacia el aire, más allá del mundo.


Oh, quietud, la paz me rodea

al tiempo que el jardín vive, las plantas florecen,

titila la hierba grácil, arden los insectos,

y el arroyo, el arroyo plateado, fluye.


Por última vez tumbado sobre la hierba verde

en postrer gesto de amor propio, dulcemente se inclinó

para posar el delicado pie que está en mi mano,

vacía como la crisálida desechada de una polilla.


Mi brillante y aun así ciego deseo, tu final fue esta

muerte, y mi alado corazón asesino

es del mundo el corazón roto, enterrado en el suyo,

en cuya cornamenta comienza el crucifijo.

-Kathleen Reine

ANÁLISIS: El hablante de este poema es un cazador (sujeto poético) que habla con mucha satisfacción de su nuevo logro, pero al mismo tiempo tristeza (temple de ánimo) por la muerte de un ciervo (objeto lírico) que el mismo hablante cazó. “¿(…) mi querencia hacia él, qué deseada unión de sangre o conciencia nos sostenía en pasión unísona, cazador y presa?” Hay una visión de mundo de relación cazador-presa, en donde el cazador quiere matar al ciervo, pero después el cazador siente empatía por este. La actitud lírica es Carmínica ya que el hablante expresa sus sentimientos en primera persona. El motivo lírico va progresando: primero es la muerte y el logro, pero después lo más llamativo es la empatía. El ritmo de este poema es excitante, porque es como un cuento con rimas, pero al leerlo hay una musicalidad deprimente para deducir que el cazador quería al animal. Las figuras retóricas que muestran evidencia para el análisis son:

“Mi ciervo plateado ha caído. En la hierba bajo los abedules yace, mi rey de los bosques” es claramente una metáfora para comprender que el cazador encontraba el ciervo importante.

“Mío es ahora, mi deseo, mi acecho, mi amado” es una aliteración, porque el “mi” se repite a lo largo del verso. Esta lleva a entender que el cazador ya tiene su mayor anhelo y deseo.

“El delicado pie que está en mi mano, vacía como la crisálida desechada de una polilla.” Es un símil porque hay una relación entre el pie del ciervo y el vacío espiritual. Hay un cuerpo sin alma, vacío como la pupa de una polilla.

“Mi alado corazón asesino” es una personificación que explica que el cazador tiene un corazón cruel, ya que sólo mató a este pobre ciervo y ni pensó en cómo se sentiría.